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Dónde comer y qué ver en El Escorial (Madrid)

La 'parrilla' que se aprende y se degusta

19/11/2024 –

Actualizado: 03/02/2023

Destino vinculado a lo largo de la historia a la familia real española y a las buenas escapadas madrileñas de hoy en día, San Lorenzo de El Escorial cuenta con todo lo necesario para disfrutar de una jornada inolvidable. A su icónico Real Monasterio y las leyendas que lo rodean hay que sumar el entorno de la Sierra de Guadarrama, protagonista de algunos de los mejores platos que se pueden degustar en la villa. Unión de patrimonio cultural y gastronómico que engrandecido uno de los rincones más especiales de la Comunidad de Madrid.
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1. Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial

Que San Lorenzo de El Escorial sea una de las escapadas favoritas de muchos madrileños no es ningún misterio. El municipio serrano atrae cada fin de semana a cientos de turistas deseosos de contemplar los monumentos y calles de uno de los rincones con mayor renta per cápita del país. Su pasado vinculado a la realeza española y un entorno que provee algunos de los mejores productos a nivel gastronómico se combinan en una conjunción ideal para pasar una jornada inolvidable.

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La "fortaleza" de El Escorial más bien luce como palacio. Foto: Alfredo Cáliz

Como máximo ejemplo del valor histórico se yergue el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, inmueble construido bajo el reinado de Felipe II entre los años 1563 y 1584. Se trata de un complejo que incluye el palacio, una basílica, el panteón o cripta de los Reyes, una biblioteca, un monasterio y un colegio, todo construido con el icónico granito de la comarca con la idea de reflejar una parrilla, homenajeando al quemado San Lorenzo. Un concepto que ha hecho que se pronuncien varios de los escritores que lo han visitado con diversas opiniones.

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Felipe II admiraba al Rey Salomón y los esotéricos buscan símbolos en sus salas. Foto: Alfredo Cáliz

Varias figuras históricas vinculadas a la cristiandad y el saber están distribuidas por los tejados de la construcción, mostrando así la profundidad de pensamiento del monarca. Siguiendo con la grandiosidad que proyecta el inmueble, su iglesia no podía ser menos, llena de puntos en los que fijar la mirada como el Cristo de Cellini, Martirio de San Lorenzo, obra de Tiziano, o su magnífico órgano. Punto clave de la visita resulta la cripta de los Reyes, hogar de descanso eterno de varios reyes españoles, alrededor de la cual gira la incógnita de si continuará esta tradición en el siglo XXI.

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Santos católicos y sabios del Templo de Jerusalén, Salomón y David incluidos. Foto: Alfredo Cáliz

2. Biblioteca del Monasterio

Iluminada como pocas grandes e históricas bibliotecas en el mundo, la del Monasterio de El Escorial encierra tesoros literarios de similares características a sus semejantes en otras partes del mundo, con libros prohibidos durante siglos o capaces de matar con su tinta. Se trata de un espacio mágico, lleno arte, no solo el que atesoran sus referencias literarias, sino visible en cada rincón. Las pinturas que cubren el techo del Salón de los Frescos hacen que todo visitante quede embelesado al levantar la cabeza para observarlos. No es para menos, ya que la obra de Pellegrino Tebaldi se inspiró en la Capilla Sixtina para representar en este lugar las siete Artes Liberales en forma de mujeres.

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Es inevitable evocar los pasos al anochecer o amanecer en lugares sabios. Foto: Alfredo Cáliz

Este es, sin duda, uno de los grandes legados culturales de Felipe II, monarca al frente de la iniciativa, que tuvo a bien, además de encargar esta biblioteca como depósito del conocimiento generado hasta el siglo XVI, hacer de este un espacio de estudio y trabajo. Es fácil imaginar cómo los monjes residentes empleaban incontables horas rodeados de libros sobre las mesas de mármol y ágata que se distribuyen por la biblioteca, trasladando al turista a una época en la que el saber solo estaba reservado para algunos elegidos.

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La Gramática, una de las siete Artes Liberales. Foto: Alfredo Cáliz

3. La Silla de Felipe II

Los 21 años que se tardó en construir el Real del Monasterio de El Escorial requirieron de la atención de Felipe II en innumerables ocasiones. Una tarea que precisaba de una visión amplia con la que observar el desarrollo de las obras. De tal modo, mandó tallar en una roca de granito, alejada lo suficiente del trasiego de la construcción, una silla desde la que observar cómo crecía su magna edificación. Además del actual producto de sus designios, desde este lugar se puede admirar el Monte Abantos y el resto de la sierra, y dejarse cautivar por la sombra del Arce de Montpellier que protagoniza la estampa natural del espacio, un maravilloso ejemplar al que se le calculan unos 340 años de edad.

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La Silla de Felipe II. Foto: Shutterstock.

4. El legado real

El arquitecto Juan de Villanueva, uno de los máximos exponentes del neoclasicismo español, diseñó dos espacios construidos para la familia real en San Lorenzo de El Escorial. Por un lado, la Casita del Príncipe, lugar de recreo para Carlos IV, por entonces Príncipe de Asturias, ya que su construcción comienza en 1771, ubicado en un bosque de robles entre el Monasterio de El Escorial y el núcleo urbano. El inmueble está rodeado por dos jardines llenos de fuentes, estanques, cascadas, paseos flanqueados por bojs, dotando al conjunto de una belleza que hizo que fuese declarado Bien de Interés Cultural desde el año 1931.

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La Casita del Príncipe muestra las características del neoclasiscismo español. Foto: Paco pastel

Por otro, el arquitecto es también el responsable de la Casita del Infante, villa de inspiración italiana encargada por Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III. Era aquí donde el infante podía disfrutar de su afición a la música junto a sus amistades y alejado de las exigencias del protocolo. Un edificio cuyas características arquitectónicas y la calidad de sus pinturas hicieron que fuese catalogado como Monumento Histórico-Artístico en 1931.

Siguiendo con el legado vinculado a la realeza, las Cocheras del Rey muestran cómo las necesidades de transporte de hace siglos exigían un gran nivel logístico. Se trata de un conjunto de edificios datados en 1771 de los que actualmente quedan la Casa de los Oficios del Viaje, la Casa y Cuadra del Regalero y un jardín central que hace de espacio expositivo de la colección. Actualmente de propiedad privada, es necesario realizar una reserva previa grupal para poder contemplar los diferentes medios de transporte de época que alberga en su interior.

5. El sabor de una villa histórica

La gastronomía es otro de los grandes puntos de atracción de la localidad, ubicada en un entorno privilegiado a la hora de abastecerse de grandes productos. El maestro de las brasas Aurelian Catalin Lup ha convertido su restaurante, ‘Luz de Lumbre’, en uno de los grandes referentes de los paladares carnívoros. Su parrilla está especializada en acariciar algunas de las mejores piezas que se pueden encontrar en toda la Comunidad de Madrid. Chuleteros de las famosas vacas de la sierra madrileña comparten cámaras con simmental, waygu o angus, también con piezas de buey. Una selección cárnica que se combina con pescados, pizzas o platos tan clásicos como el pisto, que atraen cada fin de semana a decenas de amantes de la carne a la brasa.

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'Cata' ha elevado el nivel parrillero en la Comunidad de Madrid. Foto: Alfredo Cáliz

Es esta ubicación privilegiada la que cautivó a Mario Sandoval, al frente del restaurante ‘Coque’ (Madrid; 3 Soles Guía Repsol, Sol Sostenible #AlimentosdEspaña), para establecer su finca: ‘Jaral de la Mira’. Se trata de un proyecto que busca el abastecimiento de sus restaurantes al tiempo que promueve la investigación nutricional en forma de Agrolab mediante sus acuerdos con el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA). Las condiciones son ideales para el cultivo de lechugas, tomates, pepinos, zanahorias o berenjenas que conviven con especies como la oveja colmenareña, cerdo ibérico o las gallinas Marans. Todo un despliegue de recursos para promover la sostenibilidad y la alimentación de calidad con productos de cercanía.

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Natalia Aires y Raquel Gómez son las encargadas de gestionar el trabajo en ‘Jaral de la Mira’. Foto: César Cid

En el caso de ‘Paco Pastel - La Casita del Príncipe’ (Solete Guía Repsol) gastronomía, naturaleza e historia se dan la mano. Se trata del nuevo establecimiento de la pastelería familiar ‘Paco Pastel’, pero aquí, además de las golosas propuestas que han dado fama a esta saga repostera, también se pueden degustar algunas de las mejores carnes de la comarca. Un lugar en el que entusiasmar los paladares en un espacio declarado Bien de Interés Cultural desde 1931, al lado de la Casita del Príncipe y sus jardines.

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