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Qué ver en Écija (Sevilla)

Un paseo por la ciudad de las '11 torres'

19/11/2024 –

Actualizado: 29/01/2024

Fotografía: Javier Sierra

La histórica localidad sevillana presume de un rico patrimonio histórico que invita a detenerse cada pocos metros para admirar sus plazas, palacios e iglesias. Una arquitectura apabullante que ver en Écija que ha hecho que se gane el sobrenombre de La ciudad de las 11 torres.
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1. Iglesias

Los hermosos campanarios que coronan los templos ecijanos son los responsables de tan extendido apodo. El centro histórico de Écija lo marca esta plaza, donde es habitual cruzarse con coches de caballos y ecijanos enfrascados en sus quehaceres o disfrutando de un aperitivo al sol. Los vecinos están habituados a la hermosa vista de la iglesia de Santa María, pero los visitantes quedan asombrados ante el hermoso edificio, que tuvo que ser reconstruido durante el siglo XVIII sobre un antiguo templo mozárabe debido a los estragos del terremoto de Lisboa (1755), que compite en belleza con el monumento barroco El Triunfo de la Virgen del Valle, levantado frente a la iglesia en honor a la patrona local.

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Más modesta en sus muros, entrar en la iglesia de la Limpia Concepción, también conocida como la de Los Descalzos, implica ser bañado por la inmaculada luz que proyectan las paredes de su interior por lo que es un imprescindible que ver en Écija en un día. A pesar de que su construcción se inició a principio del siglo XVII, no es hasta bien entrado el XVIII cuando se considera que la construcción se ha llevado a cabo debido a las rehabilitaciones necesarias a las que se vio sometida. Gracias a ellas y al impulso que se le estaba dando a los estándares barrocos durante ese periodo en la localidad, el interior de la iglesia de la Concepción quedo decorado con hermosas yeserías vegetales y antropomorfas, además de diferentes murales dedicados a santos carmelitas.

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Plantarse bajo la bóveda del templo puede implicar más de una molestia en el cuello, pues resulta difícil apartar la mirada cuando se topa con esta hipnotizante obra de arte, de la que se quiere observar cada mínimo detalle. El órgano, los diferentes retablos -sobre todo el mayor, la rejería o las celosías son otros de los elementos que muestran la riqueza que atesora la iglesia.

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La iglesia de San Juan cuenta, sin duda, con una de las torres más hermosas de todas las que se distribuyen por el municipio. El templo, que desde su construcción ha experimentado diversas reformas, ampliaciones y rehabilitaciones, se corona con un campanario de ladrillo en el que la decoración de ladrillo tallado, cerámica vidriada y policromía se combinan de un forma muy ornamental.

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Del mismo modo, las siluetas de las torres de las iglesias de San Gil y Santiago se proyectan por las calles del municipio. La primera de ellas, que llega hasta los 55 metros de altura, se cree está construida sobre el antiguo alcázar de Écija; la segunda, cuenta con un curioso reloj de sol en su cara oeste. La iglesia de la Santa Cruz, que abre este artículo, es la más antigua de la localidad y su planta rectangular obedece al hecho de haber sido construida sobre el alminar de la antigua mezquita que ocupaba este espacio.

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2. Palacios

Nada más contemplar la fachada del Palacio de Benamejí se entiende el por qué este es uno de los edificios civiles más importantes del Barroco andaluz. La monumentalidad de la portada de mármol indica que sus primeros propietarios, los condes de Benamejí, buscaban evidenciar su poder nada más llegar a su propiedad.

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El paso de los siglos ha ido añadiendo dependencias a la estructura primigenia, viéndose convertida en cuartel durante la ocupación francesa, aunque los espacios de mayor valor arquitectónico han mantenido su distribución como el patio principal, con una galería doble porticada con columnas de estilo toscano que lo rodea y una fuente en el centro.

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Desde el año 1997 el edificio, declarado Bien de Interés Cultural, alberga el Museo Histórico Municipal y recorre la evolución de Écija desde la prehistoria. El papel de la localidad durante la presencia del imperio Romano en la península fue clave al ser una de las principales colonias, conocida como Colonia Augusta Firma Astigi, de la Bética. De hecho, el museo alberga numerosas piezas y salas dedicadas a la difusión de este periodo, especialmente la conocida como La Amazona herida, una escultura de mármol de altísimo valor al estar casi completa y conservar algunos trazos de su policromía original.

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La construcción del Palacio de los Marqueses de Peñaflor se prolongó durante casi un siglo, desde el año 1700 hasta el 1775, pero tan arduo esfuerzo dio unos resultados notables. Al igual que otros edificios civiles del municipio, el particular Barroco andaluz se observa en detalles como la profusa decoración de trampantojos que decora la fachada del palacio, que adquiere una forma curva para salvar el trazado de la calle.

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Ya en el interior, una impresionante escalera en la que destacan sus columnas toscanas y su bóveda decorada con yesería, lleva al visitante al nivel superior desde el que que asomarse a los diferentes patios. Portadas, galerías y artesonados son los protagonistas en estos espacios abiertos, que sin duda se han visto remozados tras las rehabilitaciones llevadas a cabo tras años de clausura.

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Popularmente conocido como Casa de las Tomasas debido a sus primeras propietarias, este palacio es más moderno que otros de la ciudad. Apenas un siglo lleva en pie el Palacio de Justicia de Écija, que fue construido bajo los cánones de la arquitectura regionalista sevillana que se hizo muy popular en la comarca en el marco de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Destacan los elementos propios de esta corriente, que encuentra inspiración en referencias árabes como la Alhambra, particularmente visibles en su patio, donde la vista se dirige a la arquería heredera del arte nazarí y el empleo de azulejos para la decoración de frisos y paredes.

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El Palacio de Valdhermoso, menos recargado en decoración si se compara con otros de la ciudad al ser construido en estilo renacentista durante el siglos XVI, atrae a los visitantes con su magnífica portada plateresca. Tras detenerse durante unos minutos a admirar cada uno de los detalles que conforman esta obra, los ojos se dirigen hacia la galería que alberga unos bonitos balcones, con arcos y divididos con columnas, que ofrecen una de las mejores vistas de la ciudad a sus propietarios.

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3. Plazas

Tras este decálogo de referencias culturales que ver en Écija, la mejor forma de tomar el pulso a la localidad sevillana es pasear por sus calles y plazas, dejándose llevar por el trazado irregular que domina su casco histórico. La Plaza de España, conocida popularmente como El Salón, es un lugar perfecto para elegir el rumbo que tomará el paseo ecijano, pudiendo ver algunas de las famosas torres del pueblo desde las terrazas de los bares que la rodean. Además, se trata de uno de los lugares en los que mayor volúmen de restos arqueológicos se han recuperado en la ciudad, con restos de piezas y mosaicos romanos que hoy en día están a la vista de los transeúntes, y otros hallazgos correspondientes a la etapa árabe de la historia del municipio.

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A pocos metros se sitúa la plazuela de Santa María, en cuyo perímetro se ubica la iglesia homónima y, con unas dimensiones más pequeñas que la céntrica plaza de España, brinda a los visitantes el halo de tranquilidad que necesita cualquier escapada. Merece la pena sentarse al sol en alguna de las terrazas o bancos durante los días en los que el calor es benévolo -ya que se trata de uno de los lugares más cálidos de Andalucía- y disfrutar de la estampa, buscando el mejor ángulo posible para posar en un selfie para el recuerdo.

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Aquellos que no pueden dejar escapar la oportunidad de conocer los productos típicos del viaje, deben guiar sus pasos hacia la Plaza de Abastos de Écija. Los vivos colores de los puestos de fruta animan los blancos muros que sustentan el inmueble, construido durante mediados del siglo XIX para concentrar los comercios y evitar los trastornos que ocasionaba el antiguo mercado diario que se llevaba a cabo en la Plaza Mayor. Una forma de conocer la gastronomía local de primera mano y hacerse con algún recuerdo con el rememorar la jornada ecijana en el paladar.

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