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La ruta de la serie 'Fariña' en Galicia

De Noia a Cambados: Los escenarios del narco gallego sin pizca de harina

Actualizado: 06/08/2018

Pescadores convertidos en los narcos más importantes de Europa, persecuciones y excesos. 'Fariña', la serie basada en la novela de Nacho Carretero, nos dejó todo eso, pero también las Rías Baixas en todo su esplendor: espectaculares paisajes de montaña que desembocan en la playa, acantilados, y callejuelas empedradas. Ahora que la ficción prepara su salto a nivel internacional gracias a Netflix, recorremos algunos de los lugares que vivieron de primera mano esta historia.
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1. Playa de As Furnas, la belleza salvaje

Situada en el municipio coruñés de Porto do Son esta playa de arena blanca acoge las escenas en las que se reúnen los contrabandistas de la cooperativa y también las conversaciones entre Terito y Sito Miñanco. El más veterano y el recién llegado comparten confidencias en un banco colocado sobre las rocas para la ocasión, desde donde se observa una panorámica de la playa y se puede intuir la fuerza del viento y el mar.

Las rocas forman piscinas de agua natural en As Furnas. Foto: Shutterstock.
Las rocas forman piscinas de agua natural en As Furnas. Foto: Shutterstock.

Es precisamente esta fuerza la que empuja a muchos aficionados al surf a elegir As Furnas para practicar este deporte, y también la razón de las líneas escarpadas de esta playa. Entre las rocas de pizarra que sobresalen se forman piscinas naturales de aguas cristalinas que ofrecen una imagen idílica para cualquier viajero. Eso sí, la profundidad engaña, por lo que conviene pensárselo dos veces antes de lanzarse al mar.

En As Furnas tienen lugar las conversaciones entre Terito y Sito Miñanco. Foto: Atresmedia,
En As Furnas tienen lugar las conversaciones entre Terito y Sito Miñanco. Foto: Atresmedia,

Con casi un kilómetro de longitud, este arenal asegura tranquilidad y desconexión, ya que se encuentra en un entorno prácticamente virgen en el que el restaurante es la única construcción que se ve a su alrededor. Lo único que escucharás tumbado sobre su arena blanca es el rugir de la olas al romper. A pesar de que cada vez son más los que visitan As Furnas gracias a Fariña, no es la primera vez que este escenario se cuela en las pantallas. La playa fue una de las protagonistas de la película Mar Adentro, ya que fue el lugar donde Ramón Sampedro sufrió el accidente que lo dejaría tetrapléjico.

2. Noia, el centro de operaciones de 'Fariña'

Las calles empedradas envueltas en olor a mar de esta pequeña localidad de la ría de Muros han sido el gran plató de Fariña. La productora Bambú eligió esta villa coruñesa en la que habitantes y curiosos participaron como extras junto a Javier Rey, protagonista de la serie encargado de interpretar a Sito Miñanco y nacido en Noia.

La Feria Medieval anual es la cita más esperada en Noia. Foto: Shutterstock.
La Feria Medieval anual es la cita más esperada en Noia. Foto: Shutterstock.

Este pueblo marinero plagado de soportales vibra especialmente durante la celebración de la Feria Medieval, cuando recupera el esplendor de la época en la que ejercía de puerto de Santiago de Compostela. Además de recorrer sus callejuelas, es un lugar perfecto para probar la gastronomía de la zona, especialmente los productos que vienen del mar, y guarda algunos secretos como la iglesia de San Martiño, en la plaza del Tapal. Esta construcción del siglo XVI domina desde lo alto toda la localidad, y solo luce una torre propia del estilo de la época. La razón podría ser la presión por parte de la nobleza compostelana para que nadie hiciera sombra a la catedral de la capital gallega, y de ahí la ausencia de la segunda torre.

Noia, el pueblo marinero de los soportales, ha sido el gran escenario de 'Fariña'. Foto: Sofía Moro.
Noia, el pueblo marinero de los soportales, ha sido el gran escenario de 'Fariña'. Foto: Sofía Moro.

Gracias a su proximidad a la costa, a la montaña y al río Tambre, Noia es una villa con una naturaleza diversa y única, que en otoño ofrece preciosas imágenes con la combinación de colores verdes y marrones. Un buen ejemplo es el entorno que rodea al puente colgante del Tambre, un paisaje verde habitual de la zona donde reina el silencio.

3. Cambados, el pueblo de Sito Miñanco

A pesar de que no aparece en la serie, Cambados es un lugar clave en la historia del narcotráfico gallego y, por tanto, de Fariña. Este pueblo de la comarca de O Salnés está plagado de joyas arquitectónicas como las Ruinas de Santa Mariña do Dozo. Son los restos de una antigua iglesia románica, con detalles propios del gótico marinero de algunas zonas costeras de Galicia. Hay que subir hasta el monte de A Pastora, en lo alto de Cambados, para disfrutar de sus arcos abiertos hacia el cielo y del mágico entorno que a día de hoy se utiliza como cementerio parroquial. "El más melancólico del mundo", aseguró el célebre escritor gallego Álvaro Cunqueiro.

Las Ruinas de Santa Mariña Do Pozo, edificación del gótico marinero, en lo alto de Cambados. Foto: Shutterstock
Las Ruinas de Santa Mariña Do Pozo, edificación del gótico marinero, en lo alto de Cambados. Foto: Shutterstock

Mejor conservadas están muchas casas nobles y pazos, como el de Fefiñáns o el de Ulloa, en el que vivieron algunos de los personajes más ilustres de la villa, y que convierten un paseo por Cambados en un viaje en el tiempo. Y aquí nacieron algunos de los escultores gallegos más importantes del siglo XX como Francisco Leiro y, especialmente, Francisco Asorey.

Cambados es la localidad por excelencia del vino blanco gallego. Foto: Shutterstock.
Cambados es la localidad por excelencia del vino blanco gallego. Foto: Shutterstock.

Arquitectura y mar son dos de los pilares de Cambados, pero quizá el más importante sea el Albariño. La localidad es conocida por ser cuna de este vino blanco gallego, y las viñas se agolpan tanto en el interior del pueblo como en los alrededores. Precisamente en torno a este vino se celebra la fiesta más importante de la localidad y una de las más multitudinarias de Galicia, el primer domingo de agosto de cada mes, cuando la música embriaga la plaza de Fefiñáns desde el mediodía hasta la noche. La fiesta del Albariño se celebra desde 1953, cuando Bernardino Quintanilla y Ernesto Zárate organizaron una competición para determinar el mejor vino del año.

4. El Pazo de Baión o el antiguo estandarte de la ostentación

Laureano Oubiña lo adquirió en 1987 como muestra de su poder adquisitivo y se convirtió rápidamente en estandarte de los excesos de los narcos gallegos. Años después pasó a ser una de las imágenes de la lucha contra el narcotráfico por las protestas de las madres contra la droga a las puertas de esta construcción.

El Pazo de Baión es ahora propiedad de la cooperativa Condes de Albarei. Fotos: Shutterstock.
El Pazo de Baión es ahora propiedad de la cooperativa Condes de Albarei. Fotos: Shutterstock.

A día de hoy el pazo ha dejado atrás su pasado y desde 2008 es propiedad de la cooperativa Condes de Albarei, que desde ese momento tiene el mayor número de hectáreas de Albariño de toda la zona de O Salnés. Esta bodega fue la primera en recibir la medalla de oro del Challenge International du Vin de Burdeos para un vino blanco español en 1991, un reconocimiento que marcó un antes y después en la exportación de Albariño a nivel internacional. Donde años atrás había gritos de protesta hoy se respira tranquilidad y se puede disfrutar una imagen idílica de los viñedos, que casi recuerda a algunas películas ubicadas en castillos franceses. La bodega busca convertirlo en una parada obligatoria del enoturismo, y ya se organizan algunas visitas y catas de vino.

5. Vilanova de Arousa, el hogar de Valle-Inclán

Los seguidores de Fariña se acordarán de esta pequeña villa marinera porque es el lugar donde se encuentra la conservera de la familia Charlín. Además, en este pueblo, situado en en uno de los recovecos de la ría de Arousa, eran habituales las descargas en playas como la de O Terrón, que aparece en algunas escenas de la serie donde se ven retiradas nocturnas. Su paseo marítimo junto a la ría es un buen lugar para pasear y disfrutar del atardecer antes de callejear por el casco viejo de la villa y hacer una parada en alguna de las tradicionales marisquerías de la zona.

La pesca de mejillones es una de las actividades más representativas de Vilanova de Arousa. Foto: Shutterstock
La pesca de mejillones es una de las actividades más representativas de Vilanova de Arousa. Foto: Shutterstock

Bateas y mejillones son una seña de identidad de esta tranquila villa –la ría de Arousa es la mayor productora mundial de este bivalvo–, al igual que Valle-Inclán. El escritor nació en Vilanova en 1866 y allí se encuentra una Casa-Museo dedicada a él, situada precisamente en la calle que lleva el nombre de su obra más célebre, Luces de Bohemia. La casa perteneció a los abuelos maternos de Valle-Inclán, y conserva manuscritos y documentos originales del escritor y su familia.

6. La isla de La Toja, el oasis en medio de la ría

El máximo exponente del lujo en la serie es Camila, la novia de Sito. Si queremos seguir sus pasos en las Rías Baixas tendremos que acudir al 'Gran Hotel' de la Isla de La Toja. Esta pequeña isla está situada cerca de O Grove, desde donde se puede llegar gracias a un puente construido a principios del siglo XX que en su día fue el más largo de Europa. Su tranquilidad solo se ve alterada por la actividad de los barcos pesqueros y las bateas que la rodean, y por eso es un destino frecuentado por viajeros que buscan relax.

La emblemática Capilla de las Conchas, en La Toja, fue construida en el siglo XII. Foto: Shutterstock.
La emblemática Capilla de las Conchas, en La Toja, fue construida en el siglo XII. Foto: Shutterstock.

Además del hotel, el balneario y un campo de golf, hasta donde se acercan veraneantes de la vecina Sanxenxo, La Toja tiene lugares curiosos como la capilla de las conchas. Allí contrajo matrimonio Mariano Rajoy con su mujer Elvira Fernández y se la conoce con ese nombre porque la fachada al completo de la ermita está recubierta por conchas de vieiras, que se colocaron muy posteriormente a su construcción en el siglo XII. El templo se esconde tras los jardines del 'Gran Hotel', donde se mezclan palmeras con setos afrancesados. Un contraste que también comparten los puestos de toda la vida en los que se venden collares de conchas hechos a mano con el lujo que visten algunos visitantes.

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