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Ruta de Tazones a Villaviciosa por el Camín Real de Carlos V (Asturias)

El ‘Desembarco del Rey’ en el Principado

19/11/2024 –

Actualizado: 06/03/2023

Hace cinco siglos la llegada de Carlos V a la Península Ibérica cambiaría el curso de la historia y pondría en el mapa este pequeño pueblo de pescadores de Asturias. Desde Tazones hasta Villaviciosa seguimos los pasos del rey emperador de los Habsburgo para recorrer el Camín Real de Carlos V en una ruta que se adentra en la historia, la etnografía y en la naturaleza protegida de la ría de Villaviciosa. Todo ello acompañado por el restallar de la sidra y del Cantábrico.
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Llevaba más de un año y medio como rey, pero aún no había pisado este territorio. El 8 de septiembre de 1517, el joven Carlos de Habsburgo por fin se hizo a la mar para partir desde el puerto de Flesinga, en Flandes, rumbo a la Península Ibérica. Lo hizo acompañado por una flota de cuarenta barcos y un enorme séquito para demostrar que este monarca, a pesar de tener solo 17 años, estaba dispuesto a ejercer su poder donde debía hacerlo.

Puerto Tazones

Santander era el puerto al que planeaban llegar en menos de una semana. Demasiado optimistas. Los fuertes vientos y las tempestades del golfo de Vizcaya harían que ni llegasen a tiempo ni al lugar esperado. El 19 de septiembre, unos cuantos días más tarde y unas cuantas millas (90) más hacia el oeste de lo previsto, la flota del rey Carlos llegaba a puerto. Lo encontraron en un pequeño pueblo pesquero cercano a la desembocadura de la ría de Villaviciosa. El primer Desembarco del Rey fue en Tazones, nuestro destino.

Carlos V Tazones

Nos adentramos en la Comarca de la Sidra del Principado de Asturias, rumbo al mar Cantábrico, dispuestos a descubrir el famoso Camín Real de Carlos V. El rey emperador plantó sus cuarenta navíos en la pequeña bahía de Tazones y desembarcó con su tripulación en este diminuto puerto, que no estaba preparado para semejante recibimiento. El joven flamenco, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, fue tomado por un invasor o un pirata por las gentes de Tazones hasta que descubrieron su regia identidad. Desde ese momento los vecinos se volcaron en atenciones con el emperador, que quedaría prendado de la hospitalidad y la belleza de la tierra a la que había llegado.

Tazones

Alojar a toda la tripulación y el séquito de Carlos parecía tarea imposible en Tazones, por lo que el monarca decidió partir rumbo a Villaviciosa, donde permaneció durante tres días hospedado en el palacio de los Hevia. Esta senda que hizo el monarca es conocida hoy como el Camín Real de Carlos V, que sigue los pasos del que fue el hombre más poderoso de Europa en la primera mitad del siglo XVI. Vamos a descubrirlo.

Camin Real Carlos V

Casa Targaryen, Lannister y Habsburgo

Once kilómetros son los que separan las localidades de Tazones y Villaviciosa. La senda del Camín Real de Carlos V se abre paso en el territorio de la ría de Villaviciosa. Un territorio de praderas que se asoman al mar Cantábrico desde la colina; de campos repletos de manzanos como exponente de la Comarca de la Sidra; de cascadas y riachuelos, de iglesias prerrománicas y de humedales en este estuario protegido como Reserva Natural Parcial. Hablamos de una ruta donde la historia, la etnografía y la naturaleza se acompañan con el restallar de la sidra y del Cantábrico. Lo más importante: apta para cualquier senderista habituado a caminar.

Camin Real Carlos V

En el puerto de Tazones encontramos el primer rastro del emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. En el lugar del desembarco se encuentra hoy una placa que homenajea el quinto centenario de este acontecimiento, que se recrea aquí cada mes de agosto. La fiesta del Desembarco de Carlos V se celebra desde hace varias décadas y se desarrolla la primera jornada en Tazones y, la segunda, en Villaviciosa. Todo el concejo se congrega y se caracteriza de época, representando la escena histórica para disfrute de los visitantes. Este evento ha hecho merecedor al municipio de Villaviciosa de formar parte del Itinerario Cultural del Consejo de Europa de las Rutas Europeas del Emperador Carlos V.

Camin Real Carlos V

Entre dos laderas enfrentadas se enclava este puerto de apenas 300 habitantes, calles empedradas, hórreos relucientes y coloridas casas de una y dos alturas que miran hacia el mar, que dibuja aquí una bahía donde antaño partían las embarcaciones balleneras. Hoy el olor a sidra y marisco atrapa al visitante en su paseo por los barrios de San Roque, San Miguel o la plaza del Riveru e invita a degustar las delicias de la gastronomía astur, como el arroz con bogavante o el pixín con salsa de oricios.

Camin Real Carlos V

La senda del rey y de la pomarada

Siguiendo los pasos de Carlos V, partimos del ‘Hotel Imperial’, donde encontramos el panel informativo de la ruta PR-AS 302. Unas pequeñas placas nos guían, calle arriba, entre las casas de los pescadores para después tomar la escalera de piedra que nos lleva hacia el bosque.

Camin Real Carlos V

Tras un kilómetro de subida, descubrimos que la colina donde pasta el ganado vacuno y ovino a sus anchas es, a su vez, un excelente mirador de Tazones y los acantilados del Cantábrico. Seguimos, dirección Liñero, entre incontables pomaradas que adornan la rasa litoral y que, durante la primavera, se convierten en un espectáculo natural con la floración del manzano.

Camin Real Carlos V

La ruta continúa dos kilómetros hasta el pueblo de Samartín del Mar, en un tramo donde podremos disfrutar de una buena panorámica de los picos nevados de la sierra del Sueve como telón de fondo y las estribaciones de la Cordillera Cantábrica en la lejanía. En Samartín del Mar nos acercaremos a la iglesia parroquial y descansaremos bajo el tejo centenario.

Camin Real Carlos V

El pícnic de las ‘xanas’

El Camín Real vuelve a perderse en la inmensidad del bosque de eucalipto y de ribera, donde una pista de tierra nos invita a descubrir la cascada de Llames. Este salto de agua de cinco metros de altura se encuentra en mitad de la espesura y a tan solo 80 metros de la ruta.

Camin Real Carlos V

Descendemos por las escaleras que nos conducen a un claro en el bosque donde las rocas se camuflan entre el musgo, que se aferra a las cortezas de los árboles como lo hacen los helechos en las zonas más húmedas. Un panel informativo nos advierte de que estamos en una zona donde crece un helecho tropical singular, el Woodwardia radicans, especie protegida por el Principado de Asturias. Nada más cruzar el riachuelo, volvemos a descender hasta la base de esta catarata, que marca el ecuador de la ruta y un punto perfecto para un pícnic como lo haría una xana. Quien llegue en verano encontrará un idílico lugar para refrescarse.

Camin Real Carlos V

Las mareas de Villaviciosa

De vuelta a la pista de tierra, no tardamos en encontrar la carretera AS-256 y continuar la ruta por asfalto en dirección Villaviciosa. A nuestra izquierda se despliega el entorno de la ría, que dibuja en su desembocadura la playa de Rodiles y, en su antesala, una zona de humedales protegidos como Reserva Natural Parcial.

Camin Real Carlos V

Es este un estuario de gran valor ecológico, donde destacan los matorrales halófilos que crecen en los fangos que se inundan cada día y donde hacen escala las aves acuáticas en su migración por Europa. Un mariscador atraviesa la marisma hacia el pueblo de El Puntal, donde algunas lanchas de madera permanecen varadas cerca de la orilla hasta que suba la marea y donde los piragüistas salen remando hacia la desembocadura.

Camin Real Carlos V

Tomamos el desvío hacia Bedriñana para encontrarnos, en apenas un par de kilómetros, la iglesia prerrománica de San Andrés, declarada Monumento Nacional en 1931. Dejando a nuestra derecha el crucero que hay en el centro del pueblo, salimos rumbo a Villaviciosa en el último kilómetro y medio de ruta PR-AS 302.

Camin Real Carlos V

La capital maliaya nos aguarda en mitad de la carretera AS-256 y a orillas de la ría. Pasearemos por las calles de la villa más sidrera de España para contemplar sus casonas blasonadas hasta encontrar la Oficina de Turismo. Esta está ubicada en la antigua Casa de los Hevia, donde precisamente se alojó hace cinco siglos el rey emperador y así lo prueba la placa en su honor, la exposición permanente sobre el Desembarco de Carlos V y los aposentos donde descansó después de once kilómetros de ruta y cientos de millas de navegación desde Flandes. Desde aquí partió rumbo a Valladolid para sentarse en el trono de Castilla. El resto ya es historia.

Casa Hevia

Quien haya empezado la ruta temprano, habrá llegado a la hora de comer a Villaviciosa. En este momento resuenan nombres como ‘Imagina Gastro’, ‘Cortina’ o ‘El Tonel’. Estos restaurantes rinden tributo a los mariscos y pescados de roca de esta zona del Cantábrico. Tampoco fallan los arroces o los guisos como el tiñosu. Si no quedan fuerzas -ni ganas- para retomar el camino de vuelta hasta Tazones, lo más sensato será coger el autobús, un taxi o plantearse dejar un coche en Villaviciosa antes de llegar temprano a Desembarco del Rey.

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