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Situada entre dos parques naturales, el de la Font Roja y el de la Serra Mariola, y regado por el río Barchell, que se une aquí al Serpis -ese río que va cogiendo más caudal conforme va bajando hasta su desembocadura en Gandía-, Alcoy se convierte en uno de los lugares preferidos por los valencianos para ir de excursión.
La Vía Verde de Alcoy es un recorrido sencillo, de diez kilómetros solo de ida, que discurre por el antiguo trazado del ferrocarril Alcoy-Alicante en el Parque Natural de la Font Roja. La vía ferroviaria nunca llegó a funcionar y en 1964 se abandonó, es recientemente cuando se ha convertido en una vía verde senderista. Se inicia la ruta en el barrio alcoyano de Batoi -podemos dejar el coche en el aparcamiento de Santa Rosa- y finaliza en el municipio de Ibi.
Si lo realizamos completo atravesaremos 14 túneles, tres viaductos y el icónico puente de las Siete Lunas, un espectacular viaducto de 46 metros de altura y 260 metros de longitud sobre el río Polop, desde el que podemos observar una panorámica del Parque Natural de la Font Roja. Toda la ruta está perfectamente señalizada y asfaltada. Se puede hacer en bicicleta, patines, silla de ruedas, carrito de bebé, corriendo, andando, etcétera. A lo largo de la ruta hay varias zonas de descanso preparadas para comer, hacer deporte o jugar. Si vamos con nuestro perro, es obligatorio llevarlo atado, ya que además sería peligroso que no lo atropellara una bici.
El Racó de Sant Bonaventura es un paraje protegido de gran belleza, que coincide con el tramo alto del río Polop, de gran valor paisajístico por los grandes peñascos calizos que han sido erosionados por el agua y con saltos de agua, que antiguamente eran utilizados por molinos harineros. Aquí encontramos agua todo el año y un área recreativa entre pozas.
Nosotros, para hacer esta ruta, descendimos tres kilómetros desde la Vía Verde y, al llegar al Puente de las Siete Lunas, a mano derecha, cogimos la pista forestal que baja hacia el área recreativa del Racó, aunque luego volvimos por el sendero que va junto al río -un poco más largo, seis kilómetros, pero mucho más bonito-.
Este enclave fue a principios del siglo XX punto de encuentro de vegetarianos y naturistas alcoyanos que aquí, lejos de las fábricas y los barrios obreros, alcanzaban su ideal de vuelta a la naturaleza y convivían de manera libertaria, se reunían para leer a Bakunin o Marx, practicar el nudismo o recibían conferencias de intelectuales anarquistas como Federica Montseny. Hoy en día no está permitido el baño y numerosos bancos y mesas sombreadas invitan al relajo. Desde aquí podemos iniciar otras rutas senderistas más complicadas y acceder a pozas donde sí podemos bañarnos en la zona de els Canalons o volver por la ribera del río.
Se trata de un paseo por el ecosistema de ribera entre sargas, chopos y sauces hasta llegar a la Font del Quinzet, un antiguo abrevadero para el ganado que también suministraba el agua al barrio de Batoi. Seguimos por el sendero dejando abajo la antigua fábrica de Plà, una de las muchas muestras del patrimonio industrial alcoyano, y alcanzamos de nuevo la Vía Verde para llegar a nuestro inicio. En definitiva, un sencillo y hermoso paseo, perfecto para hacer con nuestra mascota o con niños.
La ruta del barranco del Cint, también llamado Cinc o Sint, es una de las muchas puertas desde la que adentrarnos en la Sierra de Mariola. Consiste en una ruta circular de aproximadamente diez kilómetros, que llega hasta las buitreras del Alt de les Pedreres. Nosotros, que buscábamos caminar una ruta más sencilla, no la realizamos entera y nos centramos en el estrecho del Cint, un gran desfiladero calizo abierto hasta la Microrreserva de flora Ombria del Garrofer.
Para llegar al inicio de nuestra ruta salimos de Alcoy en coche por la zona conocida como les Llometes, por la carretera CV 976 hasta la primera curva de esa carretera, donde vemos la entrada del barranco junto a la chimenea de ladrillos de una antigua fábrica. Allí dejamos el coche y veremos el panel de información de inicio de la ruta PR-CV-57, desde donde comenzamos.
A mitad de recorrido hay pequeñas pozas de agua, por donde en épocas de lluvia baja un río que discurre por mitad del sendero e, incluso, encontramos una fuente. Por eso, si vas en época de lluvias, hay que llevar calzado adecuado. Es habitual ver sobre nosotros durante todo el recorrido a los buitres, que anidan en las muchas cuevas y orificios que tiene en las altas rocas.
Desde aquí se trata de subir entre el desfiladero hasta llegar a un bello sendero entre pinos que nos conduce a la Microrreserva de flora Ombria del Garrofer, un lugar donde poder apreciar numerosas especies endémicas como las campanillas de cantil, el gallo de roca, la salvia de Mariola o el espino negro, junto a especies propias del bosque mixto valenciano como el fresno, el roble, las zarzas o la salvia.
Es una ruta fácil de recorrer, ampliable a otras más complicadas y duras como el Mirador de las Buitreras, la Ermita de San Cristóbal, el Coll de Sabata o incluso cualquier ruta por el Montcabrer, aunque sólo el barranco del Cint ya resulta todo un espectáculo con su paisaje de rocas esculpidas.
Esta área forestal repoblada con pinos y chopos cuenta con zonas de mesas para hacer un pícnic y una balsa de agua natural. Desde aquí contamos con hermosas vistas de la ciudad de Alcoy y es el lugar ideal donde comenzar rutas de montaña por el Parque Natural de la Sierra Mariola, la Cruz de San Cristóbal, la buitrera o el balcón del barranco del Cint. Es aquí desde donde comienza la ruta circular más complicada del barranco, que antes detallamos.
El Preventorio Mariola La Asunción de Alcoy es una majestuosa construcción de 1950 dedicada, en su origen, a la prevención del desarrollo y propagación de enfermedades como la tuberculosis infantil y que actualmente acoge una residencia de ancianos. En este lugar encontraremos numerosas mesas de piedra donde descansar, comer y pasar un día con la familia o amigos en un lugar idílico. El lugar cuenta con una antigua cantina, que hace años que cerró sus puertas, y una piscina de agua natural que suele estar abierta en verano.
Aunque la aldea de La Sarga pertenece a Xixona, el yacimiento de las pinturas rupestres se encuentra en el término de Alcoy. Este importante conjunto de arte prehistórico fue descubierto por unos excursionistas en 1951 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. Todo el perímetro está vallado y para acceder debemos de reservar una entrada gratuita a través de la web de Turismo de Alcoy o del Museo Arqueológico, que protege este conjunto de arte rupestre y organiza visitas guiadas. Podemos acceder con nuestro perro siempre que vaya atado y no genere molestias al resto del grupo.
A unos nueve kilómetros de Alcoy por la autovía, llegamos a la aldea de La Sarga, de apenas una docena de casas y una decena de habitantes. Aparcamos en el pueblo donde aprovechamos para comprar fruta en el único comercio de la pedanía. ‘Pomes de la Sarga’, una pequeña tienda donde Mari Carmen y su marido venden fruta de secano, aceite propio, miel, pericana, aliños de la montaña y otros productos de proximidad.
Perfectamente señalizado, caminamos entre los campos de cerezas y otros frutales hasta Mas de la Cova, que será en un futuro un centro de investigación y donde también se puede dejar el coche. Un poco más abajo ya se encuentra el recinto vallado por el que ascendemos por una senda hasta el Abrigo III, donde nos espera nuestro guía, Rubén Albero. Rubén, licenciado en Historia y con un máster en arqueología, es un apasionado de su trabajo y un fantástico guía que nos explica con paciencia y dibujos las diferentes manifestaciones artísticas que los hombres y mujeres del Neolítico pintaron en estas rocas.
Como bien cuenta Rubén, no tenemos testimonios orales ni escritos de esa época, así que los investigadores han tenido que interpretar los diferentes dibujos y símbolos que allí encontraron. Rubén nos ayuda a encontrarlos: cabras, ciervos, mujeres, niños escuchando en círculo, vareo de árboles, dibujos serpentiformes y también antropomórficos y zoomórficos, etcétera. Un testimonio extraordinario de nuestros antepasados neolíticos de hace 4.000 o 7.000 años, que constituye un testimonio único sobre su forma de vida y sus creencias.
Lo que parece seguro es que La Sarga era un santuario prehistórico, un lugar mágico o de rituales donde se reunían hombres y mujeres para realizar prácticas religiosas, intercambiar conocimientos, establecer relaciones e incluso para divertirse, y en el que diversos grupos humanos dejaron testimonios de sus creencias. Esto nos permite observar en la actualidad tres estilos de arte rupestre prehistórico postneolítico (Arte Macroesquemático, Arte Levantino y Arte Esquemático); los tres ejes artísticos que han marcado la historia de la Península Ibérica.
Las vistas desde las cuevas son impresionantes, desde la umbría de la Serra dels Plans y del entorno del barranco de la Cova Forada, donde nos encontramos divisamos varios picos y todo el valle. Para los más deportistas, también podemos llegar a La Sarga caminando por la Vía Verde desde Alcoy.
Volvemos a Alcoy, pero esta vez por la carretera N-340, una de esas carreteras serpenteantes entre pinos que llaman a conducir despacio y en la que nos cruzamos con motoristas y ciclistas. Paramos a comer en la ‘Venta San Jordi’, un pequeño hotel rural rodeado de montañas en el que te puedes alojar con tu mascota y que cuenta con un restaurante en el que tu perrete puede estar contigo en la terraza.
El restaurante dispone de varias opciones de menú y destaca la comida casera hecha con mimo, las carnes y los platos tradicionales como la ensalada de sardina de sorra y tomate rallado, la olleta alcoyana, el caldo con pelota o el gazpacho manchego. Es visita habitual de excursionistas, moteros, ciclistas y también familias, por lo que os recomendamos que reservéis antes de ir.
Para acceder al manantial y a la cabecera del barranco, lugar donde se sitúa la Font del Molinar y las primeras fábricas, tenéis que tomar un camino que hay junto a la N-340, nada más pasar la rotonda de la entrada a Alcoy. Para que os podáis situar mejor, en Google debéis buscar Paraje el Molinar Alcoy.
En este paraje encontramos un ejemplo de la arquitectura modernista y del importante proceso de industrialización que vivió la ciudad en la segunda década del siglo XIX. Los saltos de agua favorecían la construcción de batanes, molinos de harina e industrias textiles que favorecieron la revolución industrial.
Las aguas del río Molinar surgen a la superficie a través de un lecho de gravas. La fuente de El Molinar ha abastecido de agua a la población de Alcoy desde el año 1421. La primera conducción se realizaba por medio de una acequia descubierta y, en 1848, se edificó un partidor de aguas para la distribución del caudal. El agua destinada a la industria circulaba por un canal inicialmente a cielo abierto, posteriormente subterráneo, siendo utilizada para mover las ruedas hidráulicas de los artefactos. La Font del Molinar que vemos actualmente es un edificio de estilo modernista, con trencadís de colores ocres y azules, obra del ingeniero Josep Abad i Carbonell en 1912. Una joya arquitectónica en un enclave natural histórico que tiene como antecedente la canalización de las aguas siglos atrás para el aprovechamiento industrial y de diferentes molinos y batanes.
En el paraje, que se encuentra bajo el puente de la carretera N-340, podemos encontrar fuentes, áreas de pícnic, saltos de agua y los restos de los primeros edificios industriales de la cuenca del Molinar, las llamadas fábricas de Primer Agua, unos molinos papeleros y harineros del siglo XVIII levantados sobre los restos del antiguo batán del Ferro, del siglo XV, tales como el Molí Nou del Ferro, Els Solers, el molino de Tort , el Batà de Silvestre, el Batà de Pastor, la Borrera de Sanus, la máquina de Graus, la Ermita de Nuestra Señora del Pilar, la fábrica El Xurro y la Borrera d’Espí.