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A 1.300 metros de altitud hoy parece imposible, pero El Torcal de Antequera estuvo una vez bajo el mar. No es que el agua llegara tan alto, sino que el paisaje se fue elevando hasta conformar uno de los escenarios naturales más impactantes de la provincia de Málaga. El agua y el viento han esculpido los viejos fondos marinos hasta crear un atractivo laberinto de roca por el que, eso sí, existen un par de rutas fáciles de senderismo muy bien señaladas para no perderse: la primera, con marcas verdes, de un kilómetro y medio; la segunda, con líneas amarillas, de tres kilómetros. Ambas son aptas para toda la familia y ofrecen la oportunidad de descubrir las muchas formas a las que se asemejan las rocas. El camello, la maceta o el dinosaurio son algunas de ellas. También El Tornillo, declarado monumento natural.
Espacio protegido desde hace 90 años, por El Torcal es fácil encontrarse con alguna cabra montés, pequeñas lagartijas que corretean por el suelo o grandes rapaces y buitres que otean el horizonte desde el cielo. Un centro de interpretación facilita cómo conocer mejor el entorno natural. Cuenta, además, con un observatorio astronómico, dirigido por el astrónomo Francisco Gálvez, donde realizan numerosas actividades. Entre ellas sobresalen las relacionadas con las perseidas, que cada 12 de agosto llenan la noche de fogonazos de luz.
A la espalda de la barriada de El Palo, el monte San Antón levanta dos pequeñas cumbres a unos 500 metros de altitud. Llegar a ellos es fácil porque, aunque se puede caminar desde la propia playa, las calles de la urbanización a sus faldas permiten llegar con el coche muy cerquita. A partir de ahí, una pista se adentra en la montaña por una cuesta que pronto se convierte en un llano donde existe un estupendo mirador a la bahía de Málaga. Luego, un sendero asciende hasta una pequeña cueva y pasea entre rocas hasta la cruz de San Antón. El destino regala una vista sobre la capital malagueña que incluye ahora buena parte del Parque Natural Montes de Málaga. Otro tercer montículo, algo más al sur, añade nuevas panorámicas.
Esta ruta de senderismo en Málaga es sencilla, fácil de seguir, apta para peques y está protagonizada por una vegetación típicamente mediterránea, con algarrobos, acebuches y palmitos, además de aromáticas como romero y tomillo. Un pequeño pinar de repoblación crece lento a su alrededor. Estupenda oportunidad para conocer Málaga casi a vista de pájaro, hacer ejercicio y caminar junto a toda la familia. Puede ser un buen aperitivo para lanzarse a descubrir los Montes de Málaga, ya sea la zona declarada como parque natural como la que no, en ambos casos repletas de atractivos senderos. "Y todo con el mismo valor medioambiental y patrimonial", dice José Antonio Rosa, presidente de la asociación Amigos de los Montes de Málaga.
Aunque su longitud –cuatro kilómetros– parezca decir lo contrario, la ruta que lleva hasta el recientemente inaugurado puente colgante de El Saltillo ofrece cierta complejidad. No tanto por la pendiente como por transcurrir junto a tajos de gran altura. No apta para personas con vértigo y, quizá, tampoco para niños, este sendero ofrece una de las imágenes más atractivas de la provincia de Málaga en pleno corazón de la comarca de La Axarquía, al este de la capital. "Aquí no puedes aparecer como quieras con la excusa de ver el puente, hay que venir mínimamente preparado para evitar riesgos", dice Juan José López, coordinador de Medio Ambiente y Promoción del Territorio de la Diputación Provincial de Málaga.
El sendero da sus primeros pasos entre huertas desde el casco urbano de Canillas de Aceituno. "Recuerda que debes contar con una excelente forma física", insiste el cartel de acceso. Luego continúa sobre la acequia que ha dado de beber al municipio históricamente. Arbustos mediterráneos y pinares de repoblación se alternan más tarde en el paisaje calizo. Ahí nacen también una veintena de especies de orquídeas que sobrevuelan coloridas mariposas. Tras pasar sobre una pasarela, el camino desciende en zigzag por un bosque de pinos hasta el puente colgante, a 78 metros sobre el cañón del río Almanchares. El trayecto puede finalizar ahí o continuar, cinco kilómetros más, hacia Sedella, otro bonito pueblo blanco.
El Parque Natural de los Montes de Málaga está compuesto por 5.000 hectáreas de pinar de repoblación. Eso significa muchísima superficie y numerosas alternativas para caminar descubriendo sus secretos, ya sean naturales o en forma de patrimonio histórico. Uno de los caminos más habituales, sencillos y atractivos es el circular que parte junto al Aula de Las Contadoras hasta llegar al Lagar de Torrijos y, desde ahí, de vuelta al inicio. Poco más de 14 kilómetros por terrenos sin apenas desnivel, mucha sombra y que pasa junto al área recreativa de Torrijos, perfecta para tomar fuerzas y, también, visitar el Ecomuseo que ayuda a conocer mejor las tradiciones de la zona.
El trayecto parte de un aparcamiento cercano a la Fuente de la Reina, en la llamada carretera de los montes. Un sendero discurre desde allí tranquilamente hacia el mirador de Pocopán, aunque antes de llegar a él hay una corta pero exigente cuesta. El esfuerzo merece la pena, porque el rincón ofrece unas estupendas vistas al parque natural y la zona oeste de la provincia de Málaga. Luego, el camino desciende poco a poco junto al arroyo Chaperas y el lagar de Chinchilla, hasta que un puente de madera lleva al área recreativa. Desde allí, una pista atraviesa un denso madroñal para volver al punto de inicio. Las ventas de la llamada carretera de los montes son el lugar ideal para reponer energía.
Quizá el nombre no diga mucho, pero su entorno seguro que sí, porque a su alrededor se ubican el embalse de El Chorro y el Caminito del Rey. Esta ruta de senderismo por Málaga, de unos diez kilómetros de longitud, ofrece otro punto de vista a un espectacular enclave natural rodeando la Sierra del Almorchón. Un aparcamiento permite estacionar fácilmente y el inicio de la ruta se sitúa a tan solo unos metros. El camino arranca interesante atravesando un viejo túnel y, dirigiéndose junto al río Guadalhorce hacia el mirador de las Buitreras, con una preciosa panorámica del Desfiladero de los Gaitanes por el que transitan las pasarelas del Caminito del Rey.
Desde ahí, el sendero asciende -sin complicaciones- al pico El Convento y ofrece un par de miradores más en el camino para reconocer los alrededores. Un bonito pinar sirve de refugio hasta, finalmente, emprender el descenso entre rocas areniscas esculpidas por la naturaleza y creando un singular paisaje. Finalmente, el trayecto acaba junto al camping situado al lado del embalse, muy cerca del aparcamiento donde se dejó el coche. A partir de ahí, dependiendo de la época, se puede practicar kayak o paddle surf en el pantano, degustar comida local en espacios como el 'Complejo Turístico La Garganta' (Barriada El Chorro, S/N. Málaga) o descubrir localidades como Álora o Ardales.
El futuro Parque Nacional Sierra de las Nieves esconde lugares insólitos. Uno de ellos se encuentra a las afueras de Tolox, bonito pueblo blanco de cuestas, callejuelas y mucha calma. Se trata de la cascada de La Rejía, el mayor salto de agua de la provincia de Málaga, una espectacular postal que sirve de remate a una refrescante ruta que pasea junto al río Caballos a lo largo de unos cuatro kilómetros rodeados de matorral mediterráneo y un bosquecillo de pinos.
El trayecto arranca junto al 'Balneario de Tolox' (Avenida del Balneario, S/N. Tolox, Málaga), desde donde el sendero avanza paralelo al río cruzándolo varias veces y ofreciendo diversas oportunidades para bañarse en sus pozas. Un par de kilómetros después se alcanza el llamado Charco de La Virgen, gran cascada que cae sobre un remanso de agua donde también es posible refrescarse. El camino comienza entonces a ascender hacia la cascada de La Rejía, que asoma imponente en el horizonte y en la que hay que tomar precauciones, pues el sendero se estrecha. La ruta se puede completar de manera circular a lo largo de un pinar o dar la vuelta para volver por el mismo sitio para seguir disfrutando del agua y del río.
La cumbre de la provincia de Málaga es un reto para numerosos senderistas. A más de 2.000 metros de altitud el pico de La Maroma, en la comarca de La Axarquía, es lo más parecido a la alta montaña que existe en tierras malagueñas. Cubierta de nieve durante algunas semanas de invierno, alcanzarla en primavera y otoño se convierte en una estupenda jornada de campo, aunque en verano se complica por las altas temperaturas. Su acometida se puede realizar desde distintos puntos: Alcaucín, Canillas de Aceituno y Sedella desde su cara sur, así como desde El Robledal (Alhama de Granada), por su cara norte.
En todos los casos es una ruta que tiene entre siete y ocho horas de duración en ascenso continuado y, en algunos tramos, junto a cortados de gran altura como los parajes Salto del Caballo y Tajo Volaero. El esfuerzo, eso sí, merece mucho la pena. Ya sea para conocer un pequeño bosque de tejos que hay por el camino, amplias vistas sobre el Mediterráneo al sur, el perfil que dibuja Sierra Nevada al noroeste, el grupo de caballos salvajes que reside en la zona o los mil y un bellos rincones que aparecen durante la ruta.