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Exposición en el CACC.

Alternativas a la SEMANA SANTA SEVILLANA

Sevilla más allá de pasos y procesiones

Actualizado: 21/09/2017

Durante la Semana Santa, la capital de Andalucía ofrece también otras alternativas de ocio a los nazarenos, las hermandades y los pasos. Solo hay que indagar en el lado más vanguardista de Sevilla, tan vibrante como su vertiente monumental y escondido en el viejo trazado de sus barrios y en los antiguos espacios de lo sacro, hoy rendidos al arte. Te contamos dónde.
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Cuando Sevilla entera está de sol a sol buscando un hueco para ver una procesión y salir en dirección a la próxima, algunos espacios en la ciudad ofrecen tranquilad, arte contemporáneo, diseño o naturaleza para desconectar de la bulla. La ciudad no solo ofrece Semana Santa durante estos días, y su apuesta por lo contemporáneo se hecho más que visible en los últimos años.

La gran apertura al mundo vino de la mano de la Exposición Universal de 1992, de la que se celebra un cuarto de siglo. La portada de la Feria de Abril será un homenaje a la Expo 92, La Cartuja y el Año de Murillo (el 400 aniversario del nacimiento del pintor sevillano).

Las Setas, el tercer monumento más visitado de Sevilla. Foto: Metropol Parasol.
Las Setas, el tercer monumento más visitado de Sevilla. Foto: Metropol Parasol.

Pero los ciudadanos tomaron conciencia de la llegada de la Sevilla del siglo XXI cuando vieron cómo se alzaban, en pleno corazón de la ciudad, en la misma plaza de la Encarnación, las conocidas Setas de Sevilla. Y aunque muchos se echaron las manos a la cabeza, se trataba de dejar un legado contemporáneo para que se sumara al rico tejido histórico de sus calles. Hoy, las Setas, obra del arquitecto Jürgen Mayer, son el tercer monumento más visitado de la ciudad, su mirador superior es uno de los preferidos por los visitantes y, además, presume de ser la estructura de madera más grande del mundo.

Pero el nuevo siglo está también presente desde 2010 en las paredes del barrio de San Pablo (en las calles Ada y Éfeso), más allá de la Estación de Santa Justa. A través del grafitti, los murales de treinta artistas de veinte países diferentes ilustraron los Objetivos del Milenio. El paseo del Rey don Juan Carlos y el Skate Park concentran la mayoría de las obras. Una interesante ruta de arte urbano (la galería Delimbo recoge todo este legado en un espacio cerrado) que demuestra que, aunque la ciudad sigue siendo la misma, sus formas de expresión han cambiado.

Tiburones en las piscinas del acuario. Foto: Acuario de Sevilla.
Tiburones en las piscinas del acuario. Foto: Acuario de Sevilla.

Naturaleza y sostenibilidad

Muy cerca del Monasterio de la Cartuja, y escondido del gran público, el Jardín Americano, que pertenecía al Pabellón de la Naturaleza de la Expo 92, conserva especies americanas que se muestran en un jardín botánico con una tranquila pasarela flotante de casi medio kilómetro sobre el Guadalquivir. Está conectado con el parque del Alamillo gracias a la recuperación del paseo de la ribera, una agradable ruta de cinco kilómetros a través de álamos, sauces, fresnos, chopos, adelfas y dos miradores, perfecta para desconectar estos días.

Al otro lado de la ciudad, el moderno Acuario de Sevilla muestra en sus piscinas las especies marinas de la circunnavegación del mundo que emprendió Magallanes desde el puerto sevillano, recordando otro episodio notable de la historia navegante de Sevilla, de la que se conmemoran quinientos años en 2019. Durante la Semana Santa, el Acuario cuenta con una programación especial con charlas y talleres para los más pequeños de lunes a viernes.

Instalación de la exposición "Arte y cultura en torno a 1992". Foto: Beto Criado.
Instalación de la exposición "Arte y cultura en torno a 1992". Foto: Beto Criado.

Arte contemporáneo

Uno de los edificios que resucitó en el 92, el Monasterio de la Cartuja, en la Isla de la Cartuja (al otro lado del río), es hoy el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y estos días presenta la propuesta más amplia y versátil para estas vacaciones de Semana Santa. “Acabamos de inaugurar 'Arte y cultura en torno a 1992' coincidiendo con los 25 años de la exposición 'Arte y cultura en torno a 1942', la primera que se hizo en la Expo después de la restauración del Monasterio de la Cartuja, que estaba en ruinas tras la marcha del edificio de la fábrica de loza de Pickman”, cuenta Yolanda Torrubia, directora de actividades del CAAC.

La obra 'Marx Lounge', de la exposición de Alfredo Jaar para el CAAC. Foto: Beto Criado.
La obra 'Marx Lounge', de la exposición de Alfredo Jaar para el CAAC. Foto: Beto Criado.

Esta muestra pretende ser “una revisión del panorama artístico en torno a 1992, incluyendo obras nuevas creadas a partir de la reflexión sobre aquel año”, con artistas internacionales y andaluces. En la exposición también están los proyectos arquitectónicos de la Expo, facsímiles de mapas del Descubrimiento y el archivo audiovisual de la misma, compuesta por más de 3.000 cintas y nunca antes puesto en valor. Como curiosidad también están expuestos los regalos que se hicieron a la ciudad desde las naciones participantes, desde un cuenco de la ceremonia de fertilización de las Islas Fiji a una daga de oro de Arabia Saudí.

Además, esta misma semana se abre al público otra exposición, la 'Retrospectiva del artista Gerardo Delgado' en el CAAC, “uno de los introductores de la modernidad en el entorno clásico sevillano a finales de los setenta”, curtido en la abstracción y pionero en el uso de ordenadores y obras táctiles a través de pintura extendida en instalaciones con telas.

María Luisa Halcón, socia fundadora de 'La Importadora', y Rafael García Forcada, socio y diseñador. Foto: Óscar Romero.
María Luisa Halcón, socia fundadora de 'La Importadora', y Rafael García Forcada, socio y diseñador. Foto: Óscar Romero.

Diseño y focos alternativos

A día de hoy, ya “no existen dos ciudades diferentes, sino una sola con particularidades y de la que creo que participo activamente", comenta Javier Gotor, director de la revista gratuita de cultura alternativa La Muy. "No se es más moderno porque vayamos a la Alameda o a El Rinconcillo". Aunque añade, "es cierto que existen focos más alternativos como puede ser el Soho Benita, en la calle Constantina, 13, y el entorno de la calle Regina, además de la calle Amor de Dios y Trajano”.

Soho Benita es la asociación de un conjunto “de empresarios jóvenes con ganas de comerse el mundo, gente creativa que no quiere encasillarse en el concepto tradicional de tienda, con un espíritu más abierto”. La que habla es María Luisa Halcón, socia fundadora de La Importadora, uno de los integrantes del soho sevillano formado por una veintena de negocios cerca de la tradicional plaza de la Alfalfa, que se asienta sobre el antiguo foro romano de Hispalis.

En su establecimiento, en el que “se vende todo menos los percheros y el personal”, la ropa pende de los altos techos desde vigas de acero y se cobija entre muebles vintage, en un ambiente de decoración nórdica rematado con obras de pintores que se están abriendo paso. Incluso tienen su propia firma de moda diseñada por Rafael García Forcada, uno de los socios, enmarcada en un espacio multidisciplinar que es tienda, galería de arte y lugar de presentaciones de libros.

Núria González diseña con telas especiales bolsos y complementos para su tienda, 'Zalez'. Foto: Óscar Romero.
Núria González diseña con telas especiales bolsos y complementos para su tienda, 'Zalez'. Foto: Óscar Romero.

En los alrededores, en los que el francés a veces se escucha más que el castellano, Verde Moscú (Ortiz de Zúñiga, 5) hace gala de su eco-fashion elaborada solo con productos orgánicos. Por su parte, Patricia Buffuna (Don Alonso el Sabio, 8) hace a mano los sombreros y tocados que llevan a sus celebraciones las sevillanas que buscan una apuesta genuina; y a pocos metros, Zález ofrece bolsos y complementos hechos a mano. “Aquí viene la gente cansada de las grandes marcas y que quiere ir diferente, que busca diseño”, dice Halcón, cuya tienda está a escasos metros del Garlochí (Boteros, 26), el bar decorado con cortinajes y santos que fascinó a Madonna y que, incluso, bautizó su cóctel más célebre como la Sangre de Cristo. Hoy congrega un ambiente cosmopolita atraído por el espíritu fascinante de lo kistch y lo vintage.

Conservas portuguesas en Salsamento, un bar-tienda de ultramarinos. Foto: Facebook.
Conservas portuguesas en Salsamento, un bar-tienda de ultramarinos. Foto: Facebook.

Ese mismo regreso a las esencias y a las tiendas de ultramarinos es el que se vive en Salsamento (Jerónimo Hernández, 19), un bar sin cocina en el que las latas de conserva y los quesos de calidad son su mejor carta de presentación. Un lugar al que ir después de pasar por una función fugaz de 15 minutos en Microteatro Sevilla (José Gestoso, 3), un local de artes escénicas en formato reducido que estará a pleno rendimiento el fin de semana.

Grifos de cerveceza artesanal en el 'Bar Maquila'. Foto: Beto Criado.
Grifos de cerveceza artesanal en el 'Bar Maquila'. Foto: Beto Criado.

Alameda de Hércules, la Sevilla canalla

El lugar habitual de la gente que busca una Sevilla alternativa es la Alameda de Hércules, el primer jardín público de Europa, donde dos columnas romanas sostienen a Julio César y Hércules. En su límite con el barrio popular de las tabernas centenarias de San Lorenzo es donde se encuentra Maquila Bar. Allí, el cliente puede ver cómo se hace en directo la cerveza que llegará a su copa en el taller artesanal, a modo de pequeña fábrica, mientras escucha rock clásico.

“Ante el boom de la cerveza artesana, creíamos que en Sevilla había un nicho que no estaba cubierto. Sevilla es tradicional en el tema de la cerveza pero, en los últimos años, ha habido un cambio”, cuenta Daniel Torres, chef y fundador de esta “cervecería con un punto de canalla” en la que huele a lúpulo aromático y el sabor es el de la cocina andaluza.

Tapa de mejillones en el Maquila. Foto: Beto Criado.
Tapa de mejillones en el Maquila. Foto: Beto Criado.

“La cerveza es más democrática que el vino, que es algo más encorbatado”, cuenta Daniel desde este lugar de decoración atractiva en el que dice que “hay poco postureo”, y enmarcado entre algunos locales de ambiente gay y el bullicio de la Alameda escuchándose desde la puerta.

Otro local en el que el rock suena y embebe la carta es La Estraza, junto al reconvertido mercado de la calle Feria, ahora Lonja de Feria, con un toque gourmet pero sin elitismo. Como dice el director de La Muy: “El sevillano alternativo es el sevillano. Ese que es capaz de reírse de sí mismo e incluso de sus tradiciones. Pero también, el que las conoce, las respeta y sobre ellas, construye algo más. No el que se recrea en el postureo progre y poco respetuoso que no deja de ser tan casposo como el que se sitúa en el extremo contrario”.

La particular terraza del Centro Cerámica Triana. Foto: Beto Criado.
La particular terraza del Centro Cerámica Triana. Foto: Beto Criado.

Cerámica contemporánea en Triana

Fruto de ese maridaje entre la tradición artesanal y la arquitectura de vanguardia nació el museo más joven de la ciudad, el Centro Cerámica Triana. “Es una puesta en valor de esta tradición sevillana. Una propuesta visual potente pero muy distinta”, define Paco Cerrejón, director de actividades del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla.

"Es uno de esos espacios tranquilos en la semana de la bulla en las calles de la ciudad, donde se da una visión contemporánea de la cerámica, un arte siempre vivo", y añade: “Es la propia evolución de la artesanía a lo artístico, camino en el que hay un punto vintage de recuperar la cerámica clásica y usarla como parte de la vanguardia artística”, explica.

Exterior de la antigua Fábrica de Cerámica Santa Ana. Foto: Beto Criado.
Exterior de la antigua Fábrica de Cerámica Santa Ana. Foto: Beto Criado.

El museo, cuyo proyecto museográfico es obra del catedrático de Historia del Arte Alfonso Pleguezuelos, expone por un lado los hornos del siglo XVI de la Fábrica de Cerámica Santa Ana y, por otro, piezas que van desde una tinaja almohade del siglo XII hasta los paneles de la Fábrica de Pickman que anticipaban lo que iba a suponer la cerámica en la Exposición Iberoamericana de 1929, como es visible en la Plaza de España.

“A partir del siglo XII, los alfareros de Sevilla se desplazan a Triana para surtirse del agua del río y por las molestias que ocasionaba el humo de los hornos”, cuenta Pleguezuelos sobre los orígenes de la relación del arrabal con la alfarería. En el museo, como contrapunto, pueden verse los usos comerciales y publicitarios de la cerámica con la llegada de las industrias.

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