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Uno de los puntos más atractivos del río se encuentra a su paso por la fantástica ciudad de Tui, guardiana de un legado judío único en Galicia y hogar temporal de peregrinos que emprenden el camino de Santiago portugués.
Allí, puedes toparte con una garza real vigilando desde lo alto de un roble o carballo, pillar a un jabalí cruzando a la otra orilla, distinguir salmones y lampreas bajo el agua o tener la suerte de vislumbrar ese pequeño destello azul turquesa que es el martín pescador.
La riqueza de la fauna y flora de su entorno hace aún más interesante la experiencia de recorrer el Baixo Miño. Lo sabe bien Manuel Guerreiro, quien está a punto de cumplir una década al frente de 'Tamuxe Kayak', donde ofrece multitud de actividades deportivas que permiten explorar los secretos de sus aguas y alrededores. "Empecé porque adoro el río y el agua. Soy un forofo del Miño: es un miembro más de la familia", asegura mientras navega en Huca, su lancha.
Desde allí señala la ribera para mostrarnos una de las típicas pesqueiras, utilizadas tradicionalmente para la pesca de la lamprea y actualmente en proceso de rehabilitación. Muy cerca de ella, Esteban, montado en uno de los kayaks que ha alquilado para él y sus hijos, rodea O Cu do Porco (sí: El Culo del Cerdo), una de las numerosas islas fluviales que plagan el río y que se encuentra justo en medio de esta frontera líquida gallego-portuguesa.
Mientras agarra fuerte sus remos, Esteban nos cuenta que no es la primera vez que se sube toda la familia a una canoa para disfrutar de la "tranquilidad" que se respira en estas aguas. Para Guerreiro, precisamente, eso es lo mejor del kayak: que, además de divertido, es cómodo, fácil y "apto para todo el mundo", pequeños y mayores.
Aun así, advierte que no todas las rutas son aconsejables para todos, sino que depende de la distancia que se quiera recorrer, de la dificultad que pueda asumir cada uno y, sobre todo, de dos factores clave: "Es importante que no haya mucho viento y que la marea no esté demasiado alta, porque si no se puede complicar con las corrientes. Siempre adapto la ruta a ambos para que no termine convirtiéndose en un agobio".
Las más cercanas a Tui parten de la playa de Areneras, en la que los kayakistas aprovechan para refrescarse antes o después del recorrido en las aguas del que es el cuarto río más caudaloso de España y que, en este tramo, "eclosiona dos culturas de dos países distintos en un mismo espacio".
Además, Manuel ofrece multitud de recorridos de distintas características, todos ellos con un precio que oscila entre los 10 y los 25 euros, dependiendo del tiempo de alquiler. Otro perfecto para familias arranca en el Pantalán de San Miguel de Tabagón, en la localidad de O Rosal, y recorre parte del estuario del Miño y uno de sus afluentes, el Tamuxe, a escasos kilómetros de su desembocadura.
Aún en tierra, antes de "dejarlos libres" para que disfruten de la aventura, Manuel se dirige a un grupo de casi 20 amiguiños, pequeños y grandes, para mostrarles cómo ponerse los chalecos, utilizar los remos y ubicarse en las canoas. "Es mi parte favorita", confiesa.
También les dice qué hacer en caso de que sufran un muy improbable vuelco. "No va a pasar a no ser que os empujéis", les advierte mientras los niños se intercambian traviesas sonrisas. Uno de ellos es Mateo, de ocho años, quien aconseja a sus propios padres, Óscar y Paula, cómo hacerlo mejor. Por algo es un especialista en kayaks: "con tres años ya estaba montando", nos dice orgulloso.
Una vez que Manuel les ha dado todas las indicaciones pertinentes, los ve marchar entre risas y gritos de celebración. El grupo pasa junto a grandes arenales en los que, si se fijan, pueden ver vacas y caballos salvajes; después se adentra en plena naturaleza para ascender por el Tamuxe y termina el viaje en el área recreativa de las Aceñas.
Esta zona es el ojito derecho de Manuel, y es fácil comprender el porqué. Sus pozas de agua cristalina son ideales para pegarse un buen chapuzón y, si hay tiempo, pasar el resto del día allí tomando el sol entre los árboles, picoteando algo en el merendero o curioseando por los alrededores.
Otro de los atractivos del lugar es el antiguo molino rehabilitado que domina el paisaje. Un paisaje que cambia según la marea: si está baja, surgen pequeñas cascadas ideales para refrescarse; si está alta, además de facilitar el recorrido de los kayaks, se puede saltar y bucear mejor por la poza. De alguna manera hay que ganarse la comilona gallega que muy probablemente venga después.