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San Juan de Gaztelugatxe

Paseos en barco por ríos y mares de España

¡Al abordaje!... de los ríos y rías de la península

Actualizado: 21/10/2021

El balanceo de las naves, los caprichos de las corrientes que condicionan el desplazamiento, la camaradería con quien se comparte cubierta... Los barcos siempre han contado con un aura especial. Sin llegar a las cotas de épica que trasladan los relatos de balleneros o corsarios, lo cierto es que conocer las sensaciones de un viaje a bordo de estas naves debería ser un must en cualquier lista vital. En España existen diversos lugares donde disfrutar de un paseo en barco de una forma agradable y controlada, tanto si se prefiere agua dulce como salada.

1. Navegar por las aguas de Vizcaya

Si por algo se caracteriza la provincia de Vizcaya es por su tradición naviera. La ría de Nervión divide la ciudad de Bilbao y ha sido la causa de la construcción de algunos de los puentes más importantes de todo el país. Navegar por sus aguas da una idea de la importancia que ha tenido esta separación natural en el desarrollo de la ciudad y La Naval de Sestao, como astillero más grande de la comunidad autónoma, muestra el estrecho vínculo que existe entre el transporte marítimo y los vizcaínos.

Ría Nervión Bilbao
La ribera de la ría de Nervión acoge algunos de los lugares más bonitos de Bilbao. Foto: Gonzalo Azumendi

Recorrer los kilómetros de agua que separan la capital vasca del Cantábrico se convierte en una forma original de acercarse a algunos de los rincones más bellos del territorio. Así se pueden contemplar localidades ilustres como Getxo, Ciérvana y Santurce, antes de llegar al litoral verde que cae sobre el mar. Esta línea de costa acoge acantilados de infarto, faros míticos -como el de la Galea- o lugares rodeados de misticismo como la ermita de San Juan de Gaztelugatxe y la isla de Ízaro.

2. Seguir el recorrido del cuerpo de Santiago

La Traslatio es la ruta jacobea más singular de todas. Su recorrido comienza en las aguas de la ría de Arousa y sigue el curso del río Ulla hasta el puerto de Pontecesures. Independientemente de que se esté llevando a cabo el Camino de Santiago Marítimo, lo cierto es que navegar esta ruta es un éxtasis para los sentidos.

Isla de Ratón
Los 'cruceiros' marcan el rumbo que recorrió el cuerpo del apóstol Santiago. Foto: Marga Estebaranz

La belleza natural de la costa gallega se mezcla con los cruceiros que marcan la travesía que realizó el cuerpo del apóstol antes de ser enterrado. Durante la navegación, los pasajeros del barco pueden observar cómo los bateeiros desempeñan su labor al tiempo que se contempla la parte menos conocida del Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Una vez alcanzada la localidad de Catoira, las Torres de Oeste dan fe del pasado bélico de la zona, una de las más codiciadas por los vikingos a la hora de realizar sus saqueos a bordo de las drakkar -embarcaciones típicas de este pueblo y cuyas réplicas se pueden observar en este viaje-.

Torres de Oeste Drakkar
Una romería rememora, con réplicas de los 'drakkar' vikingos, los duelos que sucedieron en Catoira.

3. El cañón del río Sil en catamarán

La Ribeira Sacra gallega, frontera natural de las provincias de Lugo y Ourense, guarda uno de los secretos naturales más hermosos de todo el territorio. Se trata del cañón del río Sil, un cauce que culebrea entre rocas, viñas y bosques repletos de castaños, robles y abedules.

Vista del río Sil desde el Mirador de Cabezoás, donde se aprecia un catamarán en el agua.
Los montes de la Ribeira Sacra flanquean el cañón del Sil. Foto: Sofía Moro

Surcar sus aguas en catamarán es una de las mejores alternativas para entender las dimensiones de un espacio que embelesa se mire donde se mire. La legendaria represalia que Juno impuso a Júpiter por enamorarse de esta tierra, atravesándola con el cañón, más bien parece un aliciente para mantener el idilio.

Cubierta llena de gente del catamarán al final del recorrido del Sil.
Los pasajeros del catamarán se quedan mudos ante la belleza natural del entorno. Foto: Sofía Moro

4. Paseo en barco por el Canal de Castilla

La mesetaria Castilla no tuvo apenas contacto con las embarcaciones hasta bien entrado el siglo XVIII. Fue en ese momento cuando los gobernantes decidieron conectar a través de un canal artificial esta zona con la costa, y viceversa. Para llevar a cabo tamaña idea, el Marqués de la Ensenada tuvo que convencer a Fernando VI de la importancia de esta ruta fluvial, por ello la embarcación que surca esta aguas lleva el nombre de este noble, clave de la Ilustración en España.

Barco Marqués de la Ensenada
La embarcación homenajea el papel que el noble tuvo en la construcción del canal. Foto: José García

El ‘Marqués de la Ensenada’ que nos ocupa es eléctrico, silencioso y ecológico, con lo que atravesar algunas de las 49 esclusas que salvan los desniveles del canal -ideadas por Da Vinci- subido a su cubierta supone un elogio a este entorno natural. Además de una buena ración de Historia, los pasajeros de este barco se llevan consigo el recuerdo y las fotografías de olmos, sauces y chopos que juegan con la luz del sol, creando reflejos hipnóticos en el agua.

Exclusas Canal Castilla
Las exclusas ideadas por Da Vinci regulan el nivel del cauce del río. Foto: José García

5. El Pantano de El Tranco desde su superficie

En plena Sierra de Segura, un barco ofrece a todo aquel que quiera embarcarse la mejor panorámica posible del entorno del embalse de El Tranco. Desde esta nave -movida únicamente con energía fotovoltáica- se pueden observar cómo las familias de ciervos, gamos o cabras bajan hasta las aguas del pantano a beber y refrescarse. También las poblaciones de pinos carrascos que sustituyeron a los autóctonos pinos laricios, cuyos ejemplares se encuentran en las zonas más altas de los montes.

Barco Embalse El Tranco
El viaje en barco es una de las formas menos invasivas para conocer este territorio. Foto: Roberto Ranero

Además, tras el viaje en barco se pueden realizar diferentes actividades como alquilar un kayak, rutas de senderismo o disfrutar de una tirolina de 140 metros, ideal para sentir las vistas de las que gozan los buitres leonados de la zona. Tras tanto ajetreo, probar la gastronomía segureña en el restaurante del Centro Turístico y Recreativo del Embalse de El Tranco es todo un acierto para recuperar las energías gastadas.

Embalse El Tranco
El embalse de El Tranco es una de las mayores masas de agua de España. Foto: Roberto Ranero

6. El Tajo a su paso por Monfragüe

El Tajo, el río más largo de toda la península, es en sí mismo una joya geográfica. Si, además, sumamos las particularidades de la flora y fauna autóctona del entorno de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, la combinación supone maravilla natural. Doble o nada. Ahora toca añadir el acercamiento a este territorio surcando sus aguas fluviales, una experiencia agreste que cautiva a todo aquel la vive.

Desde la cubierta se observa la distribución de la flora de la reserva. Foto: Hugo Palotto
Desde la cubierta se observa la distribución de la flora de la reserva. Foto: Hugo Palotto

Contemplar desde proa o popa a aves emblemáticas como garzas reales, buitres negros, alimoches, cigüeñas negras o águilas imperiales que se mezclan con los ciervos de las orillas es un gozo para los amantes de la naturaleza. Como extra, en este viaje en barco sus pasajeros pueden convertirse en capitanes por un momento tomando el mando del timón, un detalle que a los más pequeños les fascina.

Crucero Monfragüe
Los niños se entusiasman cuando cogen el timón. Foto: Hugo Palotto

7. La vida que esconde el Lago de Sanabria

Si se quiere descubrir de verdad qué esconden los lagos y quién vive en ellos, es imperativo acercarse al Elio Sanabria -el primer catamarán eólico y solar del mundo- y escuchar las masterclass de biología que imparte su tripulación. Más allá de las truchas y barbos que pueblan estas aguas, lo más interesante y enigmático que acogen es su vida imperceptible.

El Elio Sanabria surca las aguas del lago en un paseo de hora y media.
El Elio Sanabria es un barco de última generación totalmente sostenible. Foto: Miguel Pazos Ortega

Gracias al empleo de potentes microscopios, quienes se embarcan en esta nave tienen la posibilidad de descubrir cómo son las daphnias o los holopedium del Lago de Sanabria, un entorno único al ser el lago glaciar más grande del país. Toda una aventura educativa que, sin duda, anima a los más pequeños a seguir conociendo los secretos del mundo animal.

Conociendo las pequeñas "criaturitas" que viven en el fondo del lago.
Gracias al microscopio se pueden observar los microorganismos que habitan estas aguas. Foto: Miguel Pazos Ortega

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